Somos conscientes de que el desayuno es el alimento más importante del día, y de hecho los médicos y especialistas en nutrición no dejan de repetirlo en todos los medios de comunicación. Con la primera comida del día nuestro organismo repone fuerzas y energía para poder afrontar con vitalidad la jornada que se nos presenta por delante. Pero además de ser la primera comida del día (la que nos pone las pilas) también puede ser un placer para nuestras pupilas gustativas.
Un desayuno debe ser completo, variado y nutritivo; y debería componerse de cereales (que aportan energía, fibra, vitaminas y minerales), lácteos (que aportan calcio y proteínas) y fruta, ya sea entera, en macedonia, zumos o en compotas y mermeladas (que nos aportan vitaminas así como hidratos de carbono, agua, minerales y fibra.
Un buen desayuno aumenta el rendimiento físico e intelectual, mejora la concentración, ayuda a controlar el peso corporal e incluso a tener un mejor humor.
Pero además de ser una comida, el desayuno también podemos convertirlo en un placer, añadiendo alimentos que lo hagan más atractivo, como bebidas solubles (té, café, cacao…) y alimentos que por su composición nutricional se recomiendan consumir con adecuada moderación (embutidos, mantequilla, huevos, etc.). En cuanto a los alimentos dulces deberíamos aprender a controlar un poco más su origen y calidad, ya que hoy en día consumimos demasiados productos de factoría, y dejamos de apreciar los verdaderos sabores artesanales de las cosas.
Por eso hoy os traemos estas mermeladas de La Vieja Fábrica, mermeladas que siguen el proceso de fabricación artesanal que se utilizaba hace ya más de 170 años. En La Vieja Fábrica (fundada en 1834 en Morón de la Frontera, Sevilla) se elaboran desde mermeladas tradicionales y dietéticas, hasta productos funcionales con fibra de nueva generación. El secreto para una buena mermelada no tiene tanto misterio: utilizar frutas selectas de primera clase. Normalmente las grandes fábricas utilizan frutas que están en pleno proceso de sobremaduración y no son aptas para la venta al por menor, porque están dañadas, demasiado maduras, con golpes o son excedentes que compran a los productores por cuatro duros.
Siguiendo el proceso artesanal durante toda la elaboración de la mermelada, con frutas óptimas y de calidad, se permite conservar la textura, el color y el aroma natural de las frutas, consiguiendo ese sabor que nos recuerda a las mermeladas que hacían nuestras abuelas. De hecho si comparamos en el supermercado un tarro de mermelada de La Vieja Fábrica con otras marcas más reconocidas nos daremos cuenta de la evidencia. ¿Dónde está la fruta, el color, la textura? Como ya sabéis los que nos seguís desde hace tiempo, además de apoyar los productos nacionales nos gusta apoyar también al pequeño productor, al que hace las cosas como siempre se han hecho, las pequeñas y medianas empresas son las que mantienen un empleo estable en nuestro país. Apoyando a este tipo de marcas estamos apoyando un estilo de empresa que no busca exportar su producción a otro país para abaratar costes, porque la calidad se paga y lo merece.
Así que ya sabéis, cuando estéis frente a la estantería de mermeladas buscad esta marca, es española, elaborada artesanalmente y seguramente os hará redescubrir un aspecto de la vida que teníais olvidado: el verdadero sabor de una buena mermelada de fresas, de frambuesa o de cerezas.
De las mejores mermeladas que he probado en mi vida!